La inmunofluorescencia directa es una técnica diagnóstica utilizada para detectar depósitos inmunológicos en tejidos, comúnmente en piel y riñón. Es esencial para el diagnóstico de enfermedades como nefropatías glomerulares (glomerulonefritis) y enfermedades ampollares autoinmunes como el pénfigo vulgar y el penfigoide ampolloso.
Este método utiliza anticuerpos marcados con fluorocromos que se unen a componentes específicos como inmunoglobulinas (IgG, IgA, IgM), componentes del complemento (C3, C4, C1q) y cadenas ligeras (kappa, lambda), permitiendo su visualización mediante microscopía de fluorescencia.